Ayuda para el desarrollo en cinco sencillos pasos

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1269696 Jeffrey D. Sachs Para LA NACION Noticias de Economía: NUEVA YORK.- Todo país, rico o pobre, debe garantizar el acceso universal a la atención de salud primaria, lo que incluye un parto en condiciones seguras, nutrición, vacunas, control de la malaria y servicios clínicos. Cada año, cerca de nueve millones de niños mueren por enfermedades que podrían haberse prevenido o tratado y 400.000 mujeres fallecen por complicaciones del embarazo.

Casi todas estas muertes ocurren en los países más pobres del mundo. Evitarlas no sólo reduciría los niveles de sufrimiento, sino que además fomentaría la prosperidad económica en sociedades empobrecidas.

La mayor barrera es que los países más pobres no tienen los recursos para financiar el acceso universal a la atención de salud primaria, a pesar de que el costo por persona es bajo. Gracias a las vacunaciones, las medicinas modernas, los nuevos métodos de diagnóstico, los teléfonos celulares y otras tecnologías de desarrollo reciente, la atención de salud primaria universal es hoy eficaz y barata: US$ 54 por persona al año en los países más pobres.

Los países más pobres pueden financiar US$ 14 por persona con sus presupuestos. Es necesario contar con ayuda del extranjero para cubrir 40 por persona al año. Puesto que mil millones de pobres carecen de atención de salud primaria, la suma total que se necesita ronda los 40.000 millones al año. Los donantes extranjeros (entre los que se cuentan EE.UU., la Unión Europea y Japón) contribuyen un tercio de esa cantidad.

La brecha es de US$ 26.000 millones. Para los países ricos no es una enorme cantidad, pero no la logran reunir. La brecha más evidente se puede ver en el Fondo Global para la Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria. Tiene una carencia desesperada de financiamiento, pero la administración Obama y otras no dan respuesta al problema. Los países ricos podrían reunir fácilmente ese dinero. EE.UU. podría poner fin a su guerra en Afganistán, que le está costando 100.000 millones al año. Si destinara una mínima fracción de esa suma a la ayuda para el desarrollo en Afganistán, tendría más probabilidades de alcanzar la paz en ese país. Podría donar 25.000 millones a ayuda para el desarrollo cada año y otros tantos para salud global, y se ahorraría 50.000 millones para reducir el déficit presupuestario. Afganistán, y por ende EE.UU., sería más seguro, habría más salud en el mundo y la economía estadounidense se beneficiaría. Un segundo método sería aplicar impuestos a los bancos, que ganan utilidades excesivas con transacciones especulativas. Incluso después de que Wall Street casi dejara en ruinas la economía mundial, el gobierno estadounidense los trató con indulgencia y los protegió, permitiendo que volvieran a percibir enormes utilidades (US$ 50.000 millones) el año pasado. Nuevamente los directivos de los bancos se pagaron enormes bonos, más de 20.000 millones. Este dinero debería haber ido a los más pobres del mundo y no a los directivos. Un tercer enfoque sería obtener mayores contribuciones de los más ricos. Varios de ellos, como Bill Gates, George Soros, Warren Buffett y Jeffrey Skoll, ya son «megafilántropos». Otros millonarios deben hacer donaciones comparables. Según la lista Forbes, en el mundo hay 1011 multimillonarios que, en su conjunto, poseen un patrimonio neto de US$ 3,5 billones. Si cada uno aportara 0,7%, la suma total sería 25.000 millones al año. Imaginen… 1000 personas podrían garantizar la atención de salud primaria de 1000 millones de pobres. Una cuarta idea sería apuntar a compañías como Exxon Mobil, que gana miles de millones de dólares cada año en Africa, pero, de acuerdo con uno de sus informes, destinó 5 millones al año a programas de control de la malaria en ese continente de 2000 a 2007. Exxon Mobil debe financiar una parte mayor de los servicios de atención de salud primaria que tanto se necesitan en Africa, ya sea mediante derechos que pague la compañía o a través de donaciones. En quinto lugar, los nuevos países donantes, como Brasil, China, la India y Corea del Sur, tienen la visión, el dinamismo económico y el interés diplomático para ampliar su apoyo de donaciones a los países más pobres, así como a las partes más pobres de sus propios países. Si EE.UU. y Europa abandonan sus responsabilidades, las economías emergentes pueden recoger parte de ellas, y lo harán. Estos nuevos donantes se están convirtiendo en actores de fiar en Africa. El mundo rico dice que carece de dinero para hacer más, pero lo que le falta es imaginación. EE.UU. debe dejar de desperdiciar dinero en gastos militares y destinarlo al financiamiento de la salud. El mundo debe implementar un impuesto bancario global. Los multimillonarios deben aumentar su filantropía. Las compañías petroleras deben pagar más. Los nuevos países donantes, China entre ellos, pueden llenar la brecha de financiamiento que han dejado los países donantes tradicionales. El dinero está. Las necesidades son urgentes. Se trata de un desafío a la moralidad y la capacidad de visión. © Project Syndicate 1995-2010 El autor es profesor de Economía y director del Earth Institute en la Universidad de Columbia 100.000 millones de dolares por año Es lo que gasta EE.UU. en la guerra de Afganistán. Con un cuarto, recibirían atención médica 1000 millones de pobres.

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